Los fenómenos atmosféricos, cada vez más presentes en el mundo, rescatan comportamientos que quizás resumen de manera perfecta el accionar de la humanidad ante situaciones extremas.
Predomina una suerte de morbo, manifiesto desde la difusión de pronósticos catastrofistas. Se dan de la mano las estampidas, acaparamiento de bienes materiales, protección de inmuebles, alarmas extremas y hasta la más absoluta indiferencia.
Los huracanes, ciclones, tifones o tormentas, son los que más se prestan para desatar todo tipo de proyecciones, porque se forman con el paso del tiempo y no de manera súbita como ocurre con los devastadores terremotos.
Dorian, el más reciente huracán que hizo grandes destrozos en Bahamas y otras islas caribeñas, se convirtió en Estados Unidos en una película de terror anunciado. Sin embargo, en esta oportunidad el gigante norteño salió prácticamente ileso y no se repitieron las tragedias de Andrew, Katrina o Irma.
Dentro de esa “lógica” de otorgar a las redes sociales el papel de “reality show”, saltan a la palestra pública notas que mezclan problemas de salud, dramas de pobreza y conflictos familiares con altas dosis de cursilería.
Como si no fueran suficientes las deleznables crónicas rojas y amarillas, la manipulación de las crisis ante fenómenos naturales hieren la inteligencia y la sensibilidad de muchas personas. Todo por el “rating”.
Empero aquí estamos, listos para otra avalancha de mala información, sumada a la realmente necesaria, con la fórmula mágica de los presentadores de televisión: mencionar al cambio climático para esconder sus falencias e ignorancia. Tal cual.
Muy cierto llega un momento que en lugar de ayudar y asesorar mejor aburren y dan asco
Me gustaMe gusta
Agradecido Eladio por sus valoraciones. La verdad es que la manipulación mediática se confabula en contra de la gente. Es bueno tomar precauciones, extremas si es el caso, pero tampoco exageraciones que mantienen a las personas en vilo cuando ya la amenaza pasó. Y luego se felicitan todas las televisoras por el «gran trabajo» que hicieron.Pavadas, dirían los argentinos.
Me gustaMe gusta