La publicidad rebasó las fronteras de la imaginación. En la promoción de dispositivos diseñados para mejorar el cuerpo, con acento en abdominales, musculatura y figuras estilizadas, la magia de los anuncios hace milagros.
Es difícil creer que una persona con exceso de kilogramos pueda, con un simple implemento deportivo, recuperar la forma en unos meses. Tampoco se antoja razonable que los feos, con maquillajes y ropas caras acordes con las modas, logren el milagro de La Bestia de la Bella.
Pero así andan las cosas, con las cuñas que repiten hasta la saciedad la idea del Antes y Después retocadas en photoshop. Los cánones de la perfección se han impuesto en el mercado y la aspiración de todos es, naturalmente, alcanzar la esbeltez de sus sueños.
Para tales efectos un ser humano (corriente, no millonario) necesitaría trabajar por lo menos 2 vidas con miras a sufragar los gastos que suponen en la actualidad belleza y salud (píldoras, dietas mágicas, implementos deportivos, vestimentas, maquillajes y cirugías).
Mensajes no tan subliminales intentan dejar mensajes engañosos. Los lugares para feos y gordos apenas existen o cuando menos, han sido creados con la sospechosa intención de vender a toda costa. Patrones de consumo imponen sus derroteros.
Por un lado, el tema de la obesidad ha llegado a preocupar bastante a la Organización Mundial de Salud, mientras que en la misma cuerda el asunto resulta contradictorio para otro ente de Naciones Unidas, la FAO, consagrada a la lucha contra el hambre y la subalimentación.
Sin ponernos demasiado serios, la verdad es que cada 12 segundos, según expertos internacionales, los humanos estamos sometidos a avasalladoras campañas de la muy criticada comida chatarra. Pese a las advertencias, los fast-food son invasores que forman parte indisoluble de nuestras vidas.
Se antojan como los nuevos ejércitos tóxicos que antes enviaban tropas con cigarrillos, tabaco, alcohol y drogas, que ahora sabemos son extremadamente dañinos, así no pocos segmentos de la sociedad persistan en su consumo.
Entonces, tenemos personas gruesas, en un porcentaje mayúsculo como consecuencia de la mala conducta alimentaria y mientras tanto, las cadenas de comida chatarra reordenan sus campos de acción y prometen que sus comidas y bebidas serán cada vez más saludables.
Con los años y gracias a investigaciones científicas sabemos de algunos errores que hemos cometido en el tiempo por ignorancia. Pero ahora resulta que el consumo es un medio de desarrollo.
Resulta irónico escuchar a reputados economistas decir que en determinados países se ha frenado el progreso debido a la ralentización del consumo.
Para no divagar, aquí les dejo un catálogo elaborado a partir de investigaciones propias y de especialistas. Como digresión, vale recordar al humorista cubano Guillermo Alvarez Guedez cuando sugería declararse gordo oficial a las personas que no cesaban de adoptar nuevas dietas y vestimentas, en el afán de disimular su peso corporal.
—Comer frutos secos, excelente para la salud. Propiedades extraordinarias (almendras, nueces, avellanas, pistachos y anacardos o castaños). Precios promedio de 100 gramos en el mercado mundial: 4 dólares.
—Aceite de Oliva, recomendado por los médicos como el mejor y más saludable. Precio promedio en el mercado mundial: 6 dólares por medio litro.
—Alimentos Bio (naturales, sin químicos ni preservativos). Cuestan el doble de lo normal
—Ropa y zapatos Bio (idem).
—Cosméticos que prometen la eterna juventud (cuestan cinco veces de lo normal)
—Cremas dentales que supuestamente combaten las caries, el sarro y la gingivitis (el doble de lo normal)
—Implantes bucales de porcelana (costos exorbitantes)
—Cirugías estéticas (precios galácticos)
Nos venden muchas historias falsas y la famosa protección al consumidor se adapta al mercado
Me gustaMe gusta
En efecto, el problema es la capacidad camaleónica del mercado. Se reinventa y con el cuento de que cualquier sueño es posible, vienen los engaños.
Me gustaMe gusta
Vivamos a nuestro aire y aprendamos a cobijarnos hasta donde nos de la manta. Cuidarnos nunca está demás, pero sin exagerarrrrrrr.
Júbilo-Júbilo-Júbilo y que viva ……. la vida.
Me gustaMe gusta
Totalmente de acuerdo. Lo que sucede es que nos «invaden» y muchos incautos caen en la trampa. En efecto, disfrutar la vida todo lo que se pueda, con moderación cuando sea el caso y, por supuesto, mucho júbilo!
Me gustaMe gusta
Hay demasiada publicidad subliminal que busca confundir y también crear falsas ilusione en la gente común.
Me gustaMe gusta
Cierto, como ocurre también con programas sobre líneas de modas y tendencias de decoraciones de casas y yates, inaccesibles para las mayorías, pero que creen un sentimiento entre la frustración y la añoranza.
Me gustaMe gusta
Lo triste es que puede llegarse a un estado de frustración peligroso; ya la publicidad no tiene ética alguna
Me gustaMe gusta
El tema pasa por eso, pero el mercado es increíble y ahora quiere apoderarse también del segmento de las modas para gordos.
Me gustaMe gusta