Bostezos en la noche: inspiración sudafricana

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Sentado frente a una piscina coqueta, objeto del deseo casi prohibido pero venerado en Pretoria, la vegetación sui-géneris y el cántico de los pájaros no siempre apacible, dibujaban el ambiente perfecto para escribir crónicas africanas.

De hecho palomas y pajarillos musiqueros emitían sus habituales sonidos aunque con mayor intensidad, tal vez con el ánimo o el escozor de los amaneceres gélidos del invierno austral de Sudáfrica.

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Eran interrumpidos con bastante frecuencia por la estridencia del largo pico de los Hadeda Ibis (Bostrychia hagedash), de altos decibeles, como para querer demostrar que son las dueños del espacio en las zonas residenciales de la capital administrativa de la Nación Arco Iris.

Igual, sin presumir de experto, la sinfonía de cánticos era de una variedad sorprendente, me atrevería a decir que de más de una docena de especies bullangueras.

Al final no estaba seguro de cuál fue la inspiración sudafricana que me motivó a escribir en medio de bostezos matinales, luego de un suculento desayuno en este remanso de paz que es mi actual morada, un Guest House en la elegante zona de Brooklyn, Pretoria.

Ya me habían hablado de los espléndidos desayunos en Sudáfrica y siempre pensé que las fuentes habían exagerado. Sin embargo, tenían razón. Son prácticamente comidas que incluyen frutas, café, leche, jugo, yogurt, pan, mantequilla, cereales, hash-brown, queso, huevos, bacon, ensalada de tomate y tarta de manzana.

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La residencia actual denominada Brooklyn Manor, está cercada con ladrillo y un portón metálico, tiene un amplio jardín en el umbral y la pileta de marras en el traspatio. Luego una exótica vegetación de árboles y plantas que sirven de entorno a las habitaciones.

Su dueño es un blanco afrikaaner (Pieter) y los empleados que llevan las riendas proceden de Malawi. Mi país está en una crisis económica tremenda; vine hace siete años y tengo a mi esposa e hijo conmigo aquí. Es mejor, salvo el asunto del racismo, me cuenta Leuyson, el “brazo ejecutivo” del Guest House.

Pieter es uno de los tantos afrikaaner que arrienda alguna de sus propiedades en la ciudad. En la búsqueda visité varias instalaciones y por lo general todas reúnen condiciones similares con precios muy competitivos, aunque se diferencian por el espacio.

Las casas de Pretoria se caracterizan sobre todo por dos aspectos esenciales: son enormes y cada una posee en sus fachadas letreros temerarios como “armed response” o “guard 24 hours” o “alarm activated”.
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La cuestión de la seguridad se antoja a priori excesiva, porque también hay muros electrificados con alta tensión, pero cuando se sabe que la tasa de criminalidad de Sudáfrica es elevada (18 mil asesinatos al año), se piensa dos veces respecto al porvenir de un país de más de 50 millones de habitantes.

Una violencia que se arrastra desde los sombríos tiempos del apartheid que terminaron no hace mucho, y las grietas sociales acentuadas, junto a las asimetrías todavía evidentes entre la minoría blanca y la mayoría negra.

Al final tienen un lindo país de colosales riquezas. Desde la piscina de mi Guest House se aprende bastante de las conversaciones con Pieter y Leuyson, así como también de la suerte de espejismo de contemplar una alberca como objeto ornamental salvo algunos días excepcionales de verano en diciembre.

8 comentarios en “Bostezos en la noche: inspiración sudafricana

  1. He estado leyendo todo lo que has escrito acerca de este país, y aprecio y agradezco mucho el acierto con que lo has hecho, He aprovechado la oportunidad de compartilrlo con amigos, Gracias

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