Memorias de Atenas

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Al anochecer del 13 de agosto del 2004, Atenas, la capital de Grecia, fue centro del Universo, con la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Verano que hicieron justicia a la ciudad donde comenzó toda esta rica historia de proezas y emociones deportivas. Alrededor de dos mil millones de espectadores de distintas latitudes y poco más de 50 mil personas en el estadio olímpico sintieron especial atracción por el acto. Deslumbrar sería también el objetivo helénico, en el empeño de superar las memorables aperturas de Barcelona-92 y Sydney-2000.

Mientras todo esto ocurría en presencia de más de 11 mil deportistas de 200 países, los fantasmas del Monte del Olimpo andaban rondando a la urbe más cosmopolita del Orbe en agosto de 2004.

Fueron los ilustres de Atenas una suerte de invitados al éter de  la cultura universal. Privilegio de lujo para los visitantes, que tuvieron la oportunidad de insertarse en la cuna de la civilización occidental durante 17 días.

No sólo el placer de compartir en la llanura Ática nombres que encierran símbolos para la humanidad, como el propio puerto El Pireo, la casi extinguida Acrópolis y dentro de ella el Partenón, los Propileos, el Erecteion y el templo Atenea Niké, entre otras maravillas.

También, las ánimas de los nativos y habitantes de antaño de la principal ciudad griega. En Atenas se instalaron Anaxágoras, nacido en Clazomene, el primer filósofo de la urbe, Antístenes, fundador de la escuela cínica y Aristóteles, oriundo de Estagira, creador de su propia escuela después de aprender en la Academia de Platón.

El mayor orador de Atenas en la antigua Grecia, Demóstenes, o el más famoso filósofo cínico, Diógenes, o Eurípides, el tercer gran poeta heleno luego de Esquilo y Sófocles, éste último renombrado autor trágico ateniense.

La tierra asimismo de Pericles, gobernador de la ciudad en el siglo V a.n.e., de Platón, Sócrates, Solón, el padre de la democracia ateniense, Zenón de Citio, creadorde la escuela estoica de Atenas y Esquilo, el padre de la tragedia griega.

Un concierto extraordinario en el cual, seguramente, surgirán nuevas personalidades que dejarán huellas indelebles en la historia de la humanidad en el Nuevo Milenio.

Quizá no tan deslumbrantes en el aspecto intelectual, pero si descollantes en el deseo de estremecer graderíos, despertar pasiones y reiterar la eterna pregunta de hasta donde llegará el ser humano en su colección de proezas deportivas.

2 comentarios en “Memorias de Atenas

  1. Bien, ya estoy en tu blogs, leí este de Atenas 2004, el de Victor Hugo y el del beso en París. Los tres de un tirón. Me parecieron excelentes. Pero sigo pensando que deberías escribir más historias deportivas. Eso igualmente te queda a la medida. Un saludo hermano

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