No soy católico practicante pero provengo de una familia muy religiosa. La vocación por el deporte me la inculcó mi padre y admiro la cultura por amor al arte.
Así llegué a París por primera vez hace 33 años y entre tantas sugerencias para 3 días de estancia, la idea de pisar el Kilómetro Cero, justo en el umbral de la Catedral de Notre Dame, me pareció la más seductora.
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