Se había visto de todo, pero casi nunca la amenaza de estar y no estar, de celebrar con miedo. Llega un nuevo año, ojalá, ojalá, aprendamos las lecciones y la Navidad no sólo sea un alto en el camino para las tradiciones.
Un lunar en la punta de la nariz

¿Qué sería la vida sin Navidad y Fin de Año?, preguntó un pueblerino. Nada, respondió un agnóstico. Perderíamos el rumbo de nuestra existencia, dijo un religioso.
Apegado a la mística de los años, un anciano, sin más preparación que el trabajo y la familia, hizo un pequeño comentario: apreciar lo que tenemos.
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Nunca mejor dicho…pensar en el futuro, pero hacer algo para que exista ese futuro.
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Yo creo que debería ser la máxima de todos.Hay valores que nunca cambian y por el contrario, adquieren más significado cuando hacemos el balance del año por Navidad y la cercanía de un nuevo período de vida.
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Una convocatoria al amor pero también a no dejarnos vencer y a no dejarnos arrastrar por los políticos mediocres . Si algo tiene valor en esta vida es la familia y los buenos amigos. Y eso ningún político lo puede cambiar aunque lo intente. Nació El Niño Jesús, hagamos algo para honrarlo
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Ve que tiene no muy buena opinión de los políticos. Coincidimos. El asunto es que todos prometen un camino válido y casi ninguno lo cumple. Aislarse es un poco egoismo, no hacerlo es seguir en una batalla que a veces parece estéril.
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