Un país que adora las flores, especialmente las rosas, produce excelentes vinos y tiene una enrevesada historia que lo liga a otomanos, tracios, bizantinos y romanos, se hace peculiar también por la gestualidad. Bulgaria es el único territorio del mundo donde el sí es no, y el no es sí.
Tal cual. Si usted invita a una preciosa chica a una copa de vino en un restaurant con vista a la ciudad y la muchacha gira la cabeza de un lado a otro, en realidad le está respondiendo que Sí!!!. Si lo hace de arriba abajo, es un Noooo rotundo!
En una reciente visita a Sofia, la capital de Bulgaria, no me sorprendió el asunto. De hecho al preguntarle a la chica de la recepción del hotel donde me alojaría si había una reservación a mi nombre, enseguida tomó mi pasaporte y comenzó a mover la cabeza de un lado a otro. O sea, la respuesta era afirmativa.
Yo diría que en el sentido contrario esta extraña costumbre para el resto de la humanidad, confunde más aún.
Mis indagaciones, que datan de la primera vez que visité Bulgaria hace tres décadas, no me llevaron a buen puerto. Lo que cuentan los propios habitantes de la nación balcánica es que durante la ocupación de Turquía que duró cinco siglos, ya en sus etapas finales se determinó convertir al Islam a los búlgaros a la fuerza.
Bajo el dominio otomano, se les ponía una espada en la garganta al preguntar a las personas si querían renunciar a la Fe cristiana. Ante este método tan persuasivo, los búlgaros optaron por mover la cabeza de forma que pareciera un Sí cuando en su mente se trataba de un No.
Curiosamente, esta nación de poco más de siete millones de habitantes fue la originaria del delicioso yogurt que hoy apreciamos, cuyo invento se remonta a hace más de tres mil años pero su punto de partida se conoce con el “lactobacillus bulgaricus”, descubierto por el doctor Stamen Grigorov en 1905.
Además, tiene unos vestigios del Imperio Romano particularmente asombrosos en Sofia y Plovdiv, y el alfabeto búlgaro es la base de todo el alfabeto eslavo que manejan actualmente 20 países europeos.
La verdad es que hay tradiciones muy especiales y sin duda los búlgaros se inscriben entre los más curiosos
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Sin discusión posible, el caso del SI y el NO de los búlgaros es de las cosas más curiosas en tradiciones y costumbres en el mundo. Por añadidura vale decir que no obstante ser un idioma bien eslavo como puede apreciarse, usan indistintamente el Blagodarya o el Merci (del francés) para dar las gracias.
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