Pasiones secretas.
Un lunar en la punta de la nariz
París.- Cuando mis ojos hayan dejado de mirar, cerrarán los párpados con tu imagen y ya nadie podrá negarme la dicha de haberte amado. Eran sus últimos suspiros. Juliette Drouet tenía entonces 83 años y estaba a punto de morir.
Prendida a la sombra de Víctor Hugo, se despidió en realidad en el anonimato. Su nombre dice hoy muy poco, salvo el hecho de que era una bella mujer y adornó su vida con los aderezos dejados en el camino del amor por el ilustre autor de Los Miserables.
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