Madrid.- En ocasión del fin de año de 2024, tuve la suerte de coincidir en Extremadura, en un pintoresco sitio de curioso nombre, Garganta de la Olla, con un joven matrimonio de cineastas.

   Desgranamos bastante sobre la actualidad reciente y la ausencia de grandes títulos en números significativos. Entonces, no había visto The Brutalist ni la descomunal actuación de Adrien Brody, la obra maestra del momento.

   Tendré que comentarle de Brody y esta excelencia a la pareja de cineastas en desarrollo, él franco-panameño, y ella peruana, aunque no tengo claro si además son ya españoles. 

   El pretexto de estas conversaciones me llevó a defender, con mi vehemencia habitual, a Zona de interés (Jonnathan Glazer) y Anatomía de una caída Justine Triet), probablemente las dos mejores producciones de 2023. Ya los ejemplos de las multipremiadas Oppenheimer (Christopher Nola) y Barbie (Greta Grewig), entran en otros terrenos.

   De Zona de interés, sino la primera, si la más brillante película capaz de ofrecer de forma subliminal e implícita el horror nazi en los campos de concentración, particularmente en Auswichtz, con una vida de ensueño en paralelo de una perfecta y muy rubia familia alemana.

   Ya para la cinta del británico Glazer había llamado poderosamente la atención la actriz germana Sandra Huller, con todos los premios que se llevó en el Festival de Cannes, Anatomía de una caída. Y curiosamente fue la elección de Glazer para Zona de interés.

   No le voy a quitar méritos de Cillian Murphy por su papel de Oppenheimer, pero cuando uno aprecia a Adrien Brody en The Brutalist, su actuación camaleónica nos deja sin aliento. Transita entre el difícil idioma húngaro (es descendiente de ese país), el hebreo y el inglés, la bondad y el egocentrismo, la amabilidad, el dolor y las frustraciones.

-LOS OSCAR

   Con Marcial y Ursula, la pareja de marras, conversamos de cierta decepción con The Fabelman, un intento fallido de deslumbrar del gran Steven Spielberg, entre los filmes que, sin embargo, no pueden pasarse por alto entre las atracciones de los últimos tiempos.

   Tampoco tuvo la pegada provocadora y en ocasiones desconcertante, La habitación de al lado, con la que el manchego Pedro Almodóvar ha tejido una carrera descollante en el séptimo arte.

   Alcanzó todos los reconocimientos de crítica y jurados en el Festival de Venecia de 2024 y si bien puede decirse a su favor que es una película honesta, redonda, con el histrionismo mesurado en la casi perfección de Tilda Swinton y Julianne Moore, le falta más emoción o carisma.

  Frente a esta realidad, aparece The Brutalist y el director Brady Corbet justifica con creces los siete años de investigación que le tomó llegar a esta joya, que en sus poco más de tres horas de duración se digiere deliciosamente.

   No todos los días aparece una obra maestra del cine, en la que el paso del tiempo le hará mejor justicia incluso que los Oscar. Se trata de un compendio de ideas, situaciones, dinámicas de la vida, improntas, pasajes históricos y desafíos.

   Además de Brody, no podrían pasarse por alto a Felicity Jones (Globo de oro y nominada por segunda vez al Oscar, antes por La teoría del todo) y el sólido actor australiano Guy Pearce (L.A. Confidential, Memento).

   Como colofón, cabría destacar asimismo a la poco convencional cinta Anora, una suerte de atribulada comedia negra de tonos melodramáticos que no por gusto conquistó al jurado de los Critics Choice. Es un regalo del cine independiente con Sean Baker al frente de la tropa y la revelación de la joven Mickey Madison como actriz.

   Dejo espacio para Demi Moore en La sustancia, el aplauso un poco tardío para una notable figura del celuloide y un tema cuando menos inquietante, la añorada eterna juventud.