Francia es la casa mundial del vino o al menos sus cepas son las más famosas. Cuando se habla de tintos, el paladar se traslada a los aromas y bouquet de los Cabernet de Sauvignon, Merlot, Pinot Noir; y de los blancos, Chardonnay, Chenin Blanc, Semillón, Sauvignon Blanc…

El acento francés no termina tampoco con el Malbec, con la curiosidad de que su apellido es de Argentina y se ha convertido en emblema de la generosa producción de tintos del país sudamericano. Así llegamos hasta Santiago de Chile, donde los rioplatenses celebraron en una memorable velada a sus vinos.

Una majestuosa residencia de inicios del siglo XX sirve de morada oficial de la Embajada de Argentina, con salones ideales para una vasta degustación de vinos con el sello Malbec, marca registrada de la provincia de Mendoza y la compañía nada despreciable de exquisitos quesos, entre ellos el afamado Brie francés.

Por añadidura, un desfile de modas y 17 bodegas de Malbec representadas, en su mayoría argentinas, pero también chilenas porque las delgadas líneas de las fronteras hacen pensar igualmente en deliciosos Malbec en la angosta geografía de la tierra de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.

-VALLE DEL UCO

Con una extensión de 17,370 kilómetros cuadrados, el Valle del Uco, Mendoza, es quizá el emporio del Malbec en la Argentina. Punto de vista refrendado por la joven sommelier Bárbara Aravena, de la Vinoteca de Chile, quien expone dos interesantes propuestas, Catena Zapata y Alamos.

Alamos es un vino fresco, ligero y agradable para un acompañamiento de quesos. Uvas cultivadas a 1,100 metros sobre el nivel del mar, con una apuesta de riesgo que tomó la bodega desde su fundación en 1902, me explica la especialista.

Luego, Bárbara Aravena me da a probar el Catena Zapata, de más cuerpo, robusto, con una acidez equilibrada, armoniosa con el paladar. En este caso, la Malbec creció más abajo en el Valle del Uco y se ofrece como un sólido acompañante de las empanadas argentinas y cerdo asado repartido durante la velada.

La sommelier sugiere otras casas para establecer las comparaciones y a pocos metros brillan con luz propia los Luigi Bosca DOC y Reserva, y en un rango menor pero seductor, Finca LaLinda.

El Luigi Bosca Denominación de Origen Controlada (DOC) es probablemente el número uno en el festejo del Malbec en Chile en 2016, sin demeritar al Reserva ni tampoco el frescor del Alamos.

Se añaden en un buen nivel Casa de Uco; Trapiche, Doña Paula; Salentein; y Viu Manent, este último una revelación chilena en los Malbec, aunque la casa es muy conocida por la excelente calidad de sus vinos en general.

La Malbec es originaria de Francia, de Quercy, Cahors, en el sudoeste del Hexágono, y la versión más reiterada es que debe su nombre a un tal Monsieur Malbeck, pero su mayor prestigio lo alcanza en Argentina, más concretamente en Mendoza.

En realidad se le conoció a la cepa como Auxerrois Cót en el Valle del Loira por los años 1700 hasta que en 1862 llegó la filoxera y acabó con los viñedos galos. Se replantó en Cahors, pero desapareció definitivamente de Burdeos. De tal forma, los galos dan por sentado que la Malbec es una aventajada hija adoptiva de la Cordillera de los Andes.

Para Hervé Joyaux-Fabre, un enólogo francés afincado en Mendoza hace más de 20 años, no hay mejor Malbec en el mundo que el mendocino.

Sudáfrica se precia del mejor Pinotage (mezcla de Pinot Noir y Cinsaut); Italia de la Sangiovese; España con su Tempranillo; Chile con la Cepa País y la Carmenére en fase de ascenso; Estados Unidos y la Zinfandel; Australia con la Syrah o Shiraz; y los argentinos igualmente con la Torrontés de los blancos. La carpeta de Francia es la más amplia…