El espectáculo es majestuoso y la escapada de la ciudad, Santiago de Chile, permite un acercamiento privilegiado con la Cordillera de los Andes.

A sólo 86 kilómetros al noreste de la capital, la naturaleza encanta las miradas en el entorno de la ruta patrimonial Río Olivares-Gran Salto.

Un par de glaciares predominan en el área, Olivares Alfa, y Esmeralda. En temporada de verano apenas se divisa la nieve, pero en otoño e invierno la blancura de las cimas es casi absoluta.

Inevitable, todos los viajeros en esta pequeña aventura, gentileza del Ministerio de Bienes Nacionales de Chile, estamos ansiosos de ver al rey de los Andes, el cóndor.

Se trata del ave Patrimonio Cultural y Natural de América del Sur; entre las mayores del mundo y su vuelo a gran altura es todo un espectáculo.

Es un área limítrofe con Argentina, rodeada de cerros y valles, con el Gran Salto del río Olivares, enormes farallones rocosos, altas cumbres, cerros, quebradas, saltos de agua y vegas.

También morrenas, manto de glaciar no estratificado. La ruta patrimonial es algo bueno para la zona, porque el derretimiento de los glaciares afecta todo, dice un habitante del lugar.

Además de los cóndores, abundan golondrinas, perdicitas, chincol y otras especies. De pronto, la rareza de los pumas, casi en extinción, y en las alturas los camélidos, Llamas, Alpacas, Guanacos y Vicuñas.

El inmueble fiscal, como se denomina la ruta patrimonial del Cajón del Maipo, tiene una superficie de 116,50 hectáreas, más seis anexas que conjunto suman 96,01 hectáreas adicionales.

La cuenca del río Olivares con variadas geoformas derivadas de la tectónica de placas y un complejo sistema de fallas, añaden aderezos al hermoso paisaje.

Senderismo de 28 kilómetros, con acento en turismo ambiental, educativo, y la posibilidad de acoger hasta 50 personas en el Domo, donde se elaborarán las comidas y estarán las comodidades mínimas para los acampados, son atractivos enclavados en los Andes Centrales.