De joven escuchaba su nombre siempre asociado con un par de epítetos, el régimen del apartheid de Pretoria, pero jamás imaginé que la ciudad como tal era un cofre de joyas de la naturaleza con el adorno de su singular arquitectura.

Muchos nos quedamos con la parte mejor de la historia de Sudáfrica cuando Nelson Mandela fue liberado después de 27 terribles años de prisión en 1990 y luego, en 1994 se convirtió en el primer presidente negro de la nación arcoiris.

Aunque la Copa Mundial de Fútbol de 2010 dio bastante visibilidad a Sudáfrica, tras el encanto inicial de comidas, fauna y flora exóticas, el magnetismo de balones y goles dominó la atención internacional.

La primera impresión deslumbra. El camino obligado desde el aeropuerto Oliver Tambo de Johannesburgo en la noche termina con el primer impacto visual de Tshwane, el otro nombre de la urbe capital administrativa de Sudáfrica.

Se trata de la Universidad de Sudáfrica (UNISA) fundada en 1873 y considerada entre las mayores del orbe. Se levanta como un gran muro en las alturas de la ciudad de 1,271 metros sobre el nivel del mar. Acto seguido el no menos relevante Union Buildings, el Palacio Presidencial.

Los edificios del Union Buildings, terminados en 1913, ofrecen un espectáculo visual supremo de Pretoria e indefectiblemente nos llevan a las memorias recientes de Invictus, la cinta de Clint Eastwood en la cual Morgan Freeman hace una excelente interpretación de Madiba Mandela.

Diseñados por el arquitecto Herbert Baker, se estructuraron con piedra arenisca o psamita, poseen 285 metros de extensión en forma semicircular, un reloj idéntico al Big Ben de Londres y jardines concebidos con el más refinado gusto.

-JACARANDAS-

La municipalidad de Tshwane tiene registrados de forma milimétrica algo más de 55 mil árboles que en la primavera y el verano austral inundan literalmente a Pretora de flores color violeta azulado.

Un espectáculo que comienza su sinfonía en el inicio de la primavera.

Cuentan historiadores que los dos primeros Jacarandas fueron plantados en Pretoria en una escuela del barrio Arcadia en el lejano 1888, probablemente importados del Perú.

Originario de Sudamérica y de la familia mimosifolia, está declarado en Sudáfrica como “árbol extraño de categoría invasiva”, por lo cual sólo puede ser sembrado en el país bajo estrictas condiciones.

Vulnerable por añadidura ante el ataque de hongos, es tan simbólico de la capital sede del Gobierno Nacional, que Vuledzani Muthelo, Master de la Universidad de Pretoria, adelanta un estudio con otros investigadores para proteger a los Jacarandas.

Para mayor curiosidad hay una rareza, alrededor de 100 Jacarandas blancos en la calle Herbert Baker del suburbio de Groenkloof. Pero en general, con acento en Arcadia, los violetas azulados predominarán durante ocho semanas al año a partir de octubre.

-AVES CANTORAS-

Es una ciudad limpia, ordenada, de excelentes vías y una abundancia suprema de plantas, tan diversas como el concierto aviario que llena de cantos estridentes, simpáticos o dulces las mañanas y tardes pretorianas.

En la céntrica Church Square se construyó la primera iglesia que fue incendiada y luego remplazada por un edificio en 1880. Nunca más existió un templo por la zona, aunque sus jardines son punto de encuentro de los transeúntes, y también, por supuesto, de pájaros y palomas.

Sin embargo, son los barrios residenciales elitistas y las universidades de la capital sudafricana (3) los lugares favoritos donde pernoctan aves musiqueras, las escandalosas palomas y los gritones Hadeda Ibis (Bostrychia hagedash), cuyo sonido haa-haa-haa-de-dah parece imitar su nombre popular.

Pretoria, con más de dos millones 300 mil habitantes en su área metropolitana y una superficie de 1,644 kilómetros cuadrados, es sin dudas una de las urbes capitales del mundo más ricas en aves. Se calcula que más de 400 especies transitan en un radio de 50 kilómetros de su parte central.

Para un neófito como es mi caso, resulta casi imposible determinar a cuál ave pertenecen los sonidos. En el jardín del Guest House Brooklyn Manor, en la zona este de la urbe, el concierto no deja de ser sorprendente.

Al margen de los Hadeda Ibis y las palomas, algunos silban, otros entonan inspirados una aguda sinfonía. No menos interesantes se antojan las notas que asemejan el gemido de bebes recién nacidos, los llamados amorosos o el chasquido de los dedos.

En este paraíso de biodiversidad existen más de 20 mil plantas diferentes, casi el 10 por ciento del total de la flora mundial.

Parecería un remanso de policromías en un ambiente apacible. En realidad, Pretoria tampoco ha resuelto el gravísimo problema de las asimetrías sociales, la violencia ni el muy sensible asunto de la segregación racial, que tanto golpean a Sudáfrica.