Un personaje delirante que ganó celebridad popular décadas atrás en La Habana, Cuba, se dio en llamar El Caballero de París. No era ni francés ni tampoco conoció nunca a París, sino de origen español, de la provincia de Lugo.

Hombre gentil que desvariaba en las calles de la Isla, para muchos el francés más popular conocido en Cuba.

Paradojas de la vida, aunque con muchas distancias del caso mencionado, Roland Garros es un nombre permanentemente asociado al tenis universal de primer nivel y, sin embargo, fue un jugador mediocre y sus hazañas transcurrieron en su carrera de aviador.

Héroe de la Primera Guerra Mundial y uno de los pioneros del espacio, Garros amaba el deporte, pero los deberes de tiempos bélicos fueron su máxima prioridad.

Tenía apenas 24 años cuando pasó a la posteridad al efectuar la primera travesía sobre el Mediterráneo el 23 de septiembre de 1913 en 5 horas y 53 minutos, a bordo de su avión Morane-Saulnier.

Había sufrido una avería en Córcega y no obstante, logró el aterrizaje con apenas cinco litros de gasolina.

Me decía un amigo de ancestros chinos que alguna vez escuchó hablar de las proezas de Garros como piloto, pero tampoco tenía idea, como quien suscribe, que fuese en verdad un Héroe de la Primera Guerra Mundial.

No hay sonrojo al reconocerlo, porque también en Francia, su patria natal, se intenta enmendar tamaña injusticia histórica. Resulta que su amigo Emile Lesier quería rendirle tributo y logró que pusieran el nombre de Roland Garros a una instalación deportiva.

Entonces ni Lesier ni nadie imaginó que el estadio, diseñado en un principio para la Copa Davis de 1928, devendría templo internacional del tenis en canchas de tierra batida y que un torneo denominado Internacionales de Francia se llamaría popularmente Roland Garros.

A inicios de 2010, la Asociación Aeronáutica y Astronáutica de Francia (AAAF) dio el primer paso en el camino de reparar el hecho con la realización de una Conferencia Internacional intitulada “Roland Garros, un inmenso pionero desconocido”.

A propósito de la apertura del anfiteatro que lleva ahora su nombre en el Museo del Aire y del Espacio de Le Bourget, la AAAF organizará de forma sistemática coloquios con el objetivo de reivindicar la figura del otrora exitoso conductor de aeronaves.

Oriundo de la isla de la Reunión, territorio francés del océano Indico, Garros en realidad fue igualmente el primer piloto en hacer una operación militar en 1911, en el trayecto entre Estados Unidos y México, antes de impulsar un año más tarde el diseño de la Fuerza Aérea Brasileña.

Creó un sistema para disparar las ametralladoras a través de la hélice del aparato, aunque no implicaba sincronismo. Como aviador militar, obtuvo cinco victorias en la Primera Guerra Mundial.

Sin cumplir los 30 años de edad, murió en 1918, derribado el 5 de octubre en un combate aéreo en el departamento de Ardennes, en la región de Champagne-Ardenne.

Sus proezas y trayectoria épica perdieron relevancia con la avalancha del tenis, que arrasó con su nombre.

Los Internacionales de Francia están estrechamente vinculados con Garros, al igual que figuras renombradas de todos los tiempos en el deporte blanco, entre ellos el sueco Bjon Borg (siete veces), el checo Ivan Lendl, el brasileño Gustavo Kuerten, y el francés René Lacoste.

Además, los más recientes el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, en cuatro ocasiones.

Por cierto, Jean René Lacoste fue un exitoso jugador, ganador de siete Grand Slam y una curiosidad: le apodaban Le Crocodrile (El cocodrilo), lo cual dio lugar al símbolo de la compañía que fundó en 1933, reputada en la actualidad por sus polos, ropa deportiva y colonias.
Al final, alrededor de la corta pero intensa biografía de Roland Garros se tejen otras preciosas anécdotas en el decursar del deporte de los courts.