Desenfado francés con temas sexuales

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Crazy horse
Un rapero estadounidense retaba a los presentadores del espacio televisivo Le Grand Journal, al pedirles dar un beso a una linda francesa en Los Campos Elíseos de París. El cantante no salía de su asombro cuando aparecieron en el escenario ocho esculturales modelos del Cabaret Lido, todas “topless”.

Sin pretender un tratado sociológico y menos aún la asfixia de los siempre veleidosos encasillamientos, lo cierto es que los franceses disfrutan de una suerte de desenfado casi absoluto con temas sexuales.

A tal punto, que probablemente en ninguna otra nación sea factible tropezar de modo cotidiano con escenas bastante explícitas del cuerpo humano, en unos casos para graficar asuntos artísticos o científicos, y en otros sobre las tendencias de la sociedad.

Los desnudos están lejos de pertenecer a cualquier tipo de tabúes mojigatos en Francia. Hay una costumbre bien subrayada en los museos que no esconden ni óleos ni esculturas capaces de enseñar las fantasías, el espíritu y las frustraciones personales de los artistas.

Desde Leonardo da Vinci hasta Miguelangelo; Rodin, Tiziano, Delacroix, Picasso, Houdon; Renoir, Ingres, Manet, Jean David; Boticelli, Goya, Rubens, Degas, Toulouse Lautrec, Courbet (…).
O la Venus de Milo, la Victoria de Samotracia, los tesoros del antiguo oriente o del inconmensurable Egipto (…)

“Discutir la naturaleza y el significado de la obscenidad es casi tan difícil como hablar con Dios”, escribió alguna vez Henry Miller. Un pensamiento que quizás resume los sentimientos franceses en torno a los desnudos y proyecciones del arte.

El origen del mundo


Valdría la pena detenerse en el cuadro de Gustave Courbet, L´origin du monde (El origen del mundo), de 1866, que transitó más de un siglo a hurtadillas, bajo la censura y el rechazo, hasta que por fin fue reivindicado en el Museo d´Orsay apenas en 1995.

Es la obra más famosa del pintor de la corriente del realismo y deja ver de forma cruda y en primer plano el pubis de una mujer con las piernas abiertas en un lecho, con el cuerpo apenas cubierto por una sábana.

La llamada Revolución de mayo de 1968 en Francia se antoja punto de partida para exponer sin ambages los intrincados laberintos del amor, las relaciones de pareja (incluidos los nexos homosexuales), modas y actitudes dignas del psicoanálisis.

Tengo experiencias de vivir o transitar durante cierto tiempo en diversos países del mundo, lo cual me ha permitido percibir las características de varias sociedades. En Estados Unidos, por ejemplo, existe la mayor industria de la pornografía del orbe.

Sin embargo, es prácticamente inimaginable ver en la televisión pública estadounidense escenas digamos “cargadas” de sexo o hasta de erotismo. Para eso existen los canales por cable o satélite y por tanto no hay margen posible a los excesos en la programación habitual.

En Francia es bastante diferente. Los desnudos, tanto femeninos como masculinos, se repiten con frecuencia en películas y documentales en horarios a veces chocantes para una audiencia de adolescentes que muy pronto se familiariza con las escenas.

Ya el erotismo tiene otros horarios especiales y advertencias de prohibiciones a menores, desde 10 hasta 16 años en la televisión pública. Pero los senos o los traseros, igual masculinos que femeninos, son visibles hasta en periódicos y revistas de corte general.

En París están tres famosos cabarets que ofrecen con detalles la anatomía de las bailarinas. Más sobrios se presentan el Moulin Rouge y el Lido, con espectáculos diseñados para chicas esculturales de bellos y delicados senos.

Ya en el Crazy Horse, las cosas van a más. Son desnudos absolutos, disimulados apenas por ciertas cortinas transparentes, eso sí, con shows dominados por la estética, sugerentes pero sin pasar los límites del erotismo.

Para cerrar por ahora el tema, no viene mal un vistazo a las encuestas. Señalan que sólo el 35 por ciento de los franceses declara tener una vida sexual satisfactoria. Menos que las francesas (44%).

Según otra investigación del 2008 a propósito del 40 aniversario de Mayo del 68, las mujeres perdían la virginidad en el Hexágono (como se le llama a Francia por su forma geográfica) a los 20,6 años, pero ahora es a los 17,6 años por 17,2 los varones.

En cualquier caso, las féminas galas tienen fama de incluirse entre las más complejas de carácter del mundo, vestidas, desnudas o con ropas insinuantes (…).

6 comentarios en “Desenfado francés con temas sexuales

  1. Socio:
    El tema de la sexualidad y el desenfado de los franceses tiene mucha tela por donde cortar. Hasta donde conozco e incluso analizada con amigos franceses, de ambos sexos y latinos residentes en estas tierras mas de 20 años, los franceses no son tan desenfadados a este asunto, hablo en la realidad, al directo y sin tapujos. Mucho deben aprender de los cubanos que tienen una libertad sexual casi unica.
    Son muy complejos, casi sin comunicacion. Existen muchas personas solas, sin parejas, avanzan en la vida sin tener incluso un proyecto de visda con una pareja.

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    • Lo interesante es la lectura del blog, lo cual me alegra mucho. Es obvio que tienes otro punto de vista. La diversidad de criterios es lo que enriquece cualquier tipo de debate. Como bien escribí en el trabajo, no pretendí un tratado de sociología, ni mucho menos. No soy absoluto en los comentarios. Simplemente Mayo del 68 fue en Francia.
      Pero en fin, ya veo que eres más apasionado que yo. Gracias en todo caso por el comentario, que siempre es agradable recibirlo.

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  2. Buen articulo… recuerdo en particular el cuadro «El Origen del Mundo» de Coubert. Definitivamente una de las piezas mas explicitas de arte que he visto. Entre otras cosas por esto mismo del «desenfado frances con temas sexuales» como tu lo pones, debe ser que Paris (y Francia en general) es tan popular en el mundo… El articulo me hizo recordar la pelicula «Le Fabuleux Destin d’Amélie Poulain».

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    • El origen del mundo de Courbet es realmente un cuadro provocador. Es un choque visual para incluso los ojos más «abiertos» y desenfadados. Curiosidad de que tardó más de 100 años para encontrar su morada definitiva, ahora en el Museo d´Orsay de París. Gracias por la lectura.

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  3. Los franceses somos simplemente muy abiertos en este sentido. No me parece una critica su trabajo, si lo fuese c´est pas juste. Voilá. Merci, es interesante saber como nos ven en el mundo.

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